WASHINGTON, Estados Unidos.- Si no se toman medidas inmediatas para combatir el cambio climático, el aumento del nivel del mar, la escasez de agua y la disminución de la productividad de los cultivos podrían obligar a 216 millones de personas a emigrar dentro de sus propios países para 2050, según la evaluación que hace el Banco Mundial, en el informe Groundswell 2.0, publicado ayer.
El texto muestra modelos del impacto del cambio climático en seis regiones, y concluyó que los “puntos calientes” de la migración climática surgirán ya para 2030 y se intensificarán para 2050, y afectarán más a las partes más pobres del mundo.
Según el documento, sólo en el África subsahariana se concentrarán 86 millones de migrantes internos, 19 millones más en el norte de África, mientras que se esperan 40 millones de migrantes en el sur de Asia y 49 millones en Asia Oriental y el Pacífico.
Estos desplazamientos supondrán una gran presión tanto en las zonas de origen como en las de destino. Significarán una gran carga para las ciudades y los centros urbanos, lo que pondrá en peligro los avances en materia de desarrollo, agregó el texto.
Por ejemplo, el aumento del nivel del mar amenaza la producción de arroz, la acuicultura y la pesca, lo que podría crear un foco de emigración en el Delta del Mekong, una zona baja de Vietnam. El Delta del Río Rojo y la región de la costa central, de donde es probable que huyan esas personas, enfrentan otras amenazas, como las fuertes tormentas.
Los conflictos y las crisis sanitarias y económicas, como las que desencadenó la pandemia de covid-19, podrían agravar la situación, según el Banco Mundial.
El número de migrantes climáticos podría ser incluso mucho mayor, ya que el informe no cubre a la mayoría de los países de renta alta, Oriente Medio y los pequeños estados insulares, ni la migración a otros países.
Los autores del informe afirman que sus conclusiones deben considerarse un llamamiento urgente a los gobiernos y a la comunidad mundial para que actúen ahora con el fin de reducir los gases de efecto invernadero, cerrar brechas de desarrollo y restaurar ecosistemas. Sólo así se podría reducir esa cifra de migración en un 80%, hasta los 44 millones de personas.
“Ya estamos atrapados en un cierto grado de calentamiento, por lo que la migración climática es una realidad”, afirmó Kanta Kumari Rigaud, principal especialista en medio ambiente del banco y una de las coautoras del informe. “Tenemos que reducir o recortar nuestros gases de efecto invernadero para cumplir el objetivo de París, porque esos impactos climáticos van a aumentar y a incrementar la escala de la migración climática”.
Triple crisis planetaria
Otra parte del debate se inició ayer en Ginebra, Suiza, donde la Alta Comisionada por los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, habló de la “triple crisis planetaria” -el cambio climático, la contaminación y la pérdida de naturaleza- como la mayor amenaza para los derechos humanos en el mundo. “A medida que estas amenazas medioambientales se intensifiquen, constituirán el mayor reto para los derechos humanos de nuestra era”, dijo Bachelet, refiriéndose a recientes acontecimientos climáticos “extremos y mortales” como las inundaciones en Alemania y los incendios forestales de California y España. “Debemos subir la vara; nuestro futuro depende de ello”, añadió.
Bachelet habló en la apertura del periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos, que se abrió ayer y durará hasta el 8 de octubre. En el mismo discurso, expresó su alarma por los ataques a los pueblos indígenas de Brasil por parte de mineros ilegales en la Amazonia.